Descubrimos que Monika fue quien desenterró el cadáver de Rob. Se lo lleva a su casa y lo desnuda. Por otra parte tenemos a Mark quien trabaja como doblador de películas porno. Por pura casualidad se conocen un día en el que la chica con la que salía Mark le deja tirado esperando en el cine y él decide invitar a Monika.

La primera peculiaridad es que fue rodada tras la unificación de Berlín. Parte de las escenas están rodadas en lo que era Berlín del Este y otras en la parte Oeste.
Al poco de estrenarse la película fue confiscada por la policía alemana porque no condena de manera clara las acciones de Monika. Según Buttgereit su intención era hacer que los espectadores se pusieran de parte de ella incluso cuando realiza actos despreciables.
Pero la prohibición no tenía una causa jurídica, fue cosa de la censura de aquel momento y en 1993 calificaron la película como arte y volvió a estar a la venta.

De nuevo la BSO es de esas difíciles de olvidar. Esta vez tiene más variedad de canciones, aunque son tocadas con piano principalmente.
No tiene mucho sentido que lo enterrasen con la ropa con la que murió. Pero bueno, el problema que le veo no es ese en realidad sino que las manchas de sangre sigan estando frescas.
Hasta pasados 22 minutos no oímos las primeras líneas de diálogo y son precisamente del doblaje de una película porno. Delicioso. Esto es debido a que se trata de una película muy visual.

Al igual que en la primera parte en un momento dado van a un cine a ver una película falsa creada adrede. Aunque esta vez es jodidamente aburrida, trata de un hombre y una mujer hablando de ornitología estando desnudos mientras comen huevos crudos. Sé que suena fascinante pero de lo larga que es se hace tediosa.
Parte de las razones por la que considero inferior a esta secuela es porque tras el primer polvo con el cadáver se tiran media hora tratando de crear una relación entre Monika y Mark. Y no es especialmente emocionante, de hecho más simple no podía ser.

El álbum fotográfico que muestra Monika a Mark en el que prácticamente todas las fotos son de muertos me recuerda a una práctica habitual a finales del siglo XIX y principios del XX en la que cogían los cadáveres de los recién fallecidos y los ponían posando solos o con algún otro familiar como si estuvieran vivos.
En la primera veíamos como mataban y descuartizaban un conejo, en esta es una foca. Aunque la diferencia es que vemos a las amigas de Monika, también necrófilas.

En fin, tampoco quiero entrar en detalles, simplemente miradla, es algo que se os quedará grabado en la retina para siempre.
La película deja el final abierto a una posible secuela que, hasta el momento, no ha tenido lugar. Aunque de haber existido sería la cosa más rara del mundo, eso seguro.
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