Un psicólogo llamado Kris Kelvin es enviado a una estación espacial que orbita Solaris, un planeta lejano, para que descubra la razón por la que su tripulación parece haberse vuelto loca. Pero al poco de llegar se encuentra con su esposa muerta 10 años atrás.

Hora de volver a visitar el cine de Andrei Tarkovsky con un título de los más conocidos junto con "Сталкер" (1979) y "Андрей Рублёв" (1966). Curiosamente era la película que menos le gustó de cuantas hizo.

La historia está narrada de un modo un tanto parsimonioso, no parecen tener prisa por llegar a ninguna conclusión ni de dar demasiadas explicaciones. Dejan que el espectador juegue con su imaginación desde el principio y que vaya formando sus propias teorías, cosa que está bien hasta un cierto punto.

La película está dividida en dos partes, la primera tiene una duración de una hora y 20 minutos aproximadamente. A partir de ahí queda un poco menos de hora y media.
Es curioso que el nombre de la nave sea "Solaris" escrito con nuestras letras y no usando el alfabeto cirílico.
En la parte final hay una pequeña secuencia en gravedad cero. Usan métodos sencillos para recrearla, aunque visualmente hablando funcionan bastante bien.

En mi opinión Tarkovsky es más orgánico y sucio, más realista. La estación espacial no está impoluta, a medida que avanza la historia se van acumulando los trastos por el suelo y los cables sueltos. Tienen una biblioteca con un diseño circular aunque está decorada como la que tendrían en una casa de la Tierra. Sus habitáculos son también como habitaciones normales, con todo lo que ello conlleva.


Desde luego es una de esas películas que no te dejan indiferente. La versión completa es un poco dura de ver por su extensión pero creo que merece la pena ya que cortar 40 minutos es perderse muchos detalles.
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