El gobierno está vaciando el Bronx para demolerlo, para ello usan a un grupo llamados los desinfectadores que mata a todo el que decide quedarse. Las bandas se han ocultado bajo tierra y Trash es el único que sale y entra de la zona.
El director vuelve a ser Enzo G. Castellari. Esta vez hace un cameo como el operador de radio con bigote. Suyas son la infame "L'ultimo squalo" (1981), "Quel maledetto treno blindato" (1978) e "I nuovi barbari" (1983).
Repite Mark Gregory (Trash), porque básicamente es el único que quedó con vida en la anterior.
La principal novedad es Henry Silva (Floyd Wrangler). Salió en títulos como "Dick Tracy" (1990), "Ghost Dog: The Way of the Samurai" (1999) e "Il silenzio dei prosciutti" (1994).
En total mueren 174 personas. Aunque tengo la impresión de que los de un bando son media docena porque como llevan casco les pueden reutilizar una y otra vez. Por cierto, el mejor asesino es un niño especialista en explosivos.
Los habitantes del Bronx tienen todas las de perder desde el momento en que cuando empiezan a arrasar con todo se dedican a matarse entre ellos o a esconderse.
La brigada de desinfección se hace llamar D.A.S. (Disinfestation Annihilation Squad, tal cual).
La frase que más gracia me hace es la de "nací en el Bronx", la dicen también en la primera película. Se supone que quiere decir "sé lo que hago" pero en realidad están poniéndose una diana en la espalda.
La estrategia de Wrangler consiste en enviar hombres a morir sin parar. Y la de los pandilleros es esperar escondidos porque "nadie se atrevería a entrar aquí". Ambos se equivocan.
Uno podría pensar que después de semejante matanza ya no pueden quedar demasiados vivos y que el Bronx estaría prácticamente deshabitado... pero se ve que no porque hicieron una tercera película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario