Alguien pensó que sería una buena idea hacer una secuela.
Un millonario ha dotado de inteligencia a un tiburón hembra y trae a unos científicos para poder seguir mejorándolo pero las cosas se complican y el centro subacuático en el que se encuentran empieza a llenarse de agua.
Se trata de la secuela de "Deep Blue Sea" (1999). Aunque en realidad solo por el título ya que no reaparece ninguno de sus personajes ni continua la historia original.
Aunque salió hace unos meses ha sido la película con la que ha arrancado la "Sharknado Week" de este año. Y eso nos dice mucho de lo que nos espera. Osea calidad muy baja pese a que la primera película es una de las mejores del género. A veces me pregunto quién toma las decisiones sobre las secuelas.
En el reparto tenemos a Rob Mayes (Trent Slater), el protagonista de "John Dies at the End" (2012). Danielle Savre (Misty Calhoun), protagonizó "Boogeyman 2" (2007). Y Michael Beach (Carl Durant), cuyo nombre quizás no os suene pero a finales de año saldrá en "Aquaman" (2018).
Los tiburones son mezclan de CGI y animatrónicos, según escenas. A ratos vemos los CGI en gran detalle y se notan un montón porque no están demasiado bien hechos. Alguna de las muertes es bastante sangrienta pero no usaron maquillaje sino también retoques por ordenador que parece que tengan 20 años.
Han construido una base casi idéntica a la de la primera película, incluida la zona donde pueden experimentar con los tiburones. Y todo para poder recrear escenas de una manera bastante más pobre.
Y es que viene a ser una copia con actores sin demasiadas ganas de actuar y con unos diálogos que son para echar a los tiburones a quien los escribió.
La novedad son unos tiburones recién nacidos que se comportan como pirañas. Pero vamos, es literalmente eso, ni siquiera intentan
El final queda abierto para otra secuela. Habrá que esperar para ver si se atreven a rehacer la primera película otra vez. Venga, pasemos a otra.
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