Una familia se ve forzada a no hacer ningún tipo de ruido para no alertar a unos monstruos alienígenas que los matarán si dan con ellos.

La actriz Millicent Simmonds (Regan Abbott) es sordomuda en la vida real. Es su segunda película tras "Wonderstruck" (2017). El aparato que lleva es un implante Cochlear que convierte las vibraciones que percibe en impulsos nerviosos que el cerebro interpreta como sonidos.
La mayoría de las veces se comunican usando el lenguaje de signos (el inglés, obviamente), aún así tiene unas 25 líneas de diálogo. Originalmente querían dejar las partes en las que hablan con signos sin subtitular pero hubo una escena que les resultó un tanto problemática y al final lo subtitularon todo.

No me cuadran ciertas cosas. Por ejemplo cómo pueden los alienígenas distinguir un sonido humano de un animal, o por qué no son capaces de escuchar el latido de un corazón o la respiración (por ejemplo) cuando están cerca de un humano ya que sí pueden oír ruidos a mucha distancia.
O cuántos hay porque parece que estén diseminados por todo el planeta. Y en caso de ser unos pocos no entiendo por qué los vivos no tratan de huir a otras partes o los matan.
Y luego no entiendo que la familia no busque un lugar aislado. Por qué en vez de la casa en medio del campo no buscan una especie de búnquer o simplemente un edificio con las paredes, ventanas y puertas insonorizadas.

Tampoco entiendo muy bien cómo demonios no hacen ningún ruido involuntario. Por ejemplo roncar, o gritar si se hacen daño. En la película además nace un bebé, esa parte me resulta de lo más ridícula. Es la exageración llevada al extremo porque cuando la madre se pone de parto, al bajar unas escaleras se clava un clavo en el pie. Y no, no grita ni lo más mínimo. Ha faltado alguien retorciéndole los pezones para rematar la escena.

No sé, le veo muchos vacíos y demasiadas cosas que simplemente aceptan porque sí.
Hay una secuela que tienen previsto que salga en el 2020. Ya os adelanto que no pienso verla.
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