Un superintendente quiere matar a un grupo de samurais pero Sanjûrô les ayuda a salir con vida de la emboscada y decide acompañarles.

Como expliqué brevemente en la primera parte, Kurosawa modificó la historia que tenía previsto adaptar para que estuviera más a tono con el protagonista. Concretamente se trata de la novela "Nichinichi hei-an" de Shûgorô Yamamoto en la que nueve samurais son ayudados por dos ronin novatos para engañar a dos bandos rivales y que se enfrenten entre sí. Además tenía intención de ceder el puesto de director a Hiromichi Horikawa.

Vemos que la esposa de Mutsuta lleva los dientes pintados de negro. Era algo que estaba de moda entre las damas de la corte imperial.

Mi personaje favorito es el tipo del armario. Sus intervenciones son hilarantes.
Las bofetadas que le mete el protagonista a los jóvenes samurais fueron reales. Toshirô Mifune (Sanjûrô Tsubaki) les golpeó realmente, de ahí las caras de sorpresa.
Es una película que la he disfrutado muchísimo de principio a fin. Qué raro es decir algo así en una secuela, pero es que es muy buena.
Para empezar en ningún momento da la impresión de ser una secuela, no hay nada que lo indique, y no lo necesita. Ya en la primera escena queda claro quién es el protagonista y qué es capaz de hacer, no hace falta más.

Además contiene abundantes muertes, más de las que me esperaba. Y eso que algunas suceden fuera de cámara, sólo sabemos de ellas por alguna conversación.
Es la última película de Kurosawa de esta tanda, y la verdad es que me quedo un poco con el culo torcido porque me he quedado con ganas de más. Pero bueno, prefiero ir espaciándolas para poder disfrutar de su cine durante más tiempo.
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