domingo, 1 de diciembre de 2019

椿三十郎 (1962)

El título se lee "Tsubaki Sanjûrô", el nombre del protagonista.

Un superintendente quiere matar a un grupo de samurais pero Sanjûrô les ayuda a salir con vida de la emboscada y decide acompañarles.

La segunda y última vez que Akira Kurosawa hizo una secuela. O al menos así lo tengo entendido. Ya es curioso que eligiese al azar los dos títulos de su filmografía que tenían secuelas.

Como expliqué brevemente en la primera parte, Kurosawa modificó la historia que tenía previsto adaptar para que estuviera más a tono con el protagonista. Concretamente se trata de la novela "Nichinichi hei-an" de Shûgorô Yamamoto en la que nueve samurais son ayudados por dos ronin novatos para engañar a dos bandos rivales y que se enfrenten entre sí. Además tenía intención de ceder el puesto de director a Hiromichi Horikawa.

El arranque de la película me parece magistral. El protagonista irrumpe en medio de una pequeña casa con 9 hombres dentro y sólo con lo que les ha oído decir les explica que están a punto de caer en una trampa. Y aunque algunos no le creen en cuanto ven a un montón de tipos rodeando la casa se dan cuenta de que él es su única salida. Es todo muy sencillo y sin embargo ya pone de manifiesto qué clase de persona es y lo hábil que es no sólo con el arma.

Vemos que la esposa de Mutsuta lleva los dientes pintados de negro. Era algo que estaba de moda entre las damas de la corte imperial.

Creo que lo que más me gusta del protagonista es que rompe con las normas de cortesía japonesas contínuamente. Los demás se indignan ante su forma de hablar y de comportarse pero tienen que apechugar.

Mi personaje favorito es el tipo del armario. Sus intervenciones son hilarantes.

Las bofetadas que le mete el protagonista a los jóvenes samurais fueron reales. Toshirô Mifune (Sanjûrô Tsubaki) les golpeó realmente, de ahí las caras de sorpresa.

Es una película que la he disfrutado muchísimo de principio a fin. Qué raro es decir algo así en una secuela, pero es que es muy buena.
Para empezar en ningún momento da la impresión de ser una secuela, no hay nada que lo indique, y no lo necesita. Ya en la primera escena queda claro quién es el protagonista y qué es capaz de hacer, no hace falta más.

Luego la manera en la que se desarrolla la historia engancha, es como una guerra donde los soldados del bando del ronin no le creen y los del otro bando son excesivamente disciplinados y predecibles.

Además contiene abundantes muertes, más de las que me esperaba. Y eso que algunas suceden fuera de cámara, sólo sabemos de ellas por alguna conversación.

Es la última película de Kurosawa de esta tanda, y la verdad es que me quedo un poco con el culo torcido porque me he quedado con ganas de más. Pero bueno, prefiero ir espaciándolas para poder disfrutar de su cine durante más tiempo.

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