Un hombre aparece en la orilla de un río. Un pescador le recoge y le lleva a un hospital donde recibe cuidados hasta que se despierta, pero está amnésico y la doctora que le cuida tratará de ayudarle. Entonces un grupo de traficantes locales van a por él para asesinarle, pero no se lo pondrá nada fácil.

Aunque incluye algunas escenas de acción interesantes y algunos planos un tanto innovadores no deja de ser un subproducto más que nace aprovechando la fama de la también indonesa "Serbuan maut" (2011) y su secuela.

En una palabra: bipolaridad. Parece que todos los personajes sufren de ello ya que odian al protagonista, van a matarlo y a su vez le preguntan por qué les está matando. Es un sumum de diálogos estúpidos que cada vez va a más. Cuando llegamos a su final y sólo queda el "padre" la conversación es delirante.

Al igual que la otra película que vi de este director tiene otro problema y es que parece que al malo le sobran los esbirros o algo, no veas que manera de sacrificar gente cuando podría simplemente ir a hablar con el protagonista (amnésico, insisto) y ver qué sabe, qué recuerda o qué se yo. Pero no, vamos a matar a toda la gente de un autobús y a quemar sus cadáveres y luego asaltamos una comisaría y nos cargamos hasta el apuntador (perdiendo a TODOS los hombres que perpetran dichos actos). Inutilidad al cubo.

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