Los tártaros invaden Cantón y se dedican a capturar y ejecutar a quienes se les oponen. Un grupo de estudiantes se unirá a la resistencia para tratar de enfrentarse a ellos pero son demasiado superiores y deciden ir en busca de un templo shaolin para aprender kung fu.

Las manchitas en la calva de los monjes shaolin me han recordado a Krilin. Es una tradición budista (no me apetece entrar en detalles, quedaos con que en total pueden ser 9), son quemaduras hechas con incienso.

No es una película de artes marciales convencional, va un poco más allá. Vemos con bastante detalle el proceso de entrenamiento de los monjes shaolin y cómo más tarde el protagonista aplica dichos conocimientos en sus peleas callejeras.

Tiene un final que no da exactamente pie a una continuación, pero que podría encajar si consiguen dar con una buena historia. Veámoslo en la próxima entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario