Aquí la titulamos "La Profecía". Tuvo dos títulos alternativos: "The Anti-Christ" y luego "The Birthmark".
Roma, día 6 de Junio a las 6 de la mañana. El hijo de Robert Thorn ha muerto al poco de nacer. Decide adoptar otro bebé recién nacido cuya madre murió al dar a luz para que su mujer no sufra más y así evitarle el trauma. A los pocos meses es nombrado embajador en Inglaterra y los tres se trasladan a vivir a una casa en Londres.
Pasemos a otra saga, esta vez corta. Son cuatro películas y un remake en total. Las he visto todas varias veces a lo largo de los años, bueno el remake sólo una y tuve más que suficiente. Hubo también un documental titulado "The Omen Legacy" (2001) que no tengo intención de ver ahora mismo, aunque trata de las cuatro primeras películas, y otro titulado "The Omen: Prophecy Fulfilled" (2006) que gira en torno al remake, de nuevo no voy a verlo.
Aparte hicieron un capítulo piloto de una hora de duración titulado "The Omen" (1995) que se quedó en nada. Y también la serie "Damien" en el año 2016 con una sola temporada de 10 episodios.
Del reparto destaca Gregory Peck (Robert Thorn). Tras siete años de hiato aceptó salir en esta película. La razón fue porque se sentía muy mal por no haber estado más cerca de su hijo cuando se suicidó en 1975.
Fue el debut de Harvey Stephens (Damien) quien también hizo una breve aparición en el remake del 2006. Originalmente su pelo era rubio y fue elegido por la manera en la que atacó al director Richard Donner durante la audición.
Es una película que se hizo famosa por los hechos fortuitos que sucedieron durante su rodaje. Son numerosos y algunos muy curiosos, por nombrar alguno Gregory Peck decidió no coger un avión en el último momento y justo se estrelló y otro que sí cogió fue alcanzado por un rayo y destrozó uno de los motores.
La Señora Baylock en realidad estaba escrita como afectuosa e incluso efusiva pero tras la audición de Billie Whitelaw decidieron cambiarla a fría e incluso algo siniestra.
Tuvieron problemas con su perrito. Pero no porque fuese demasiado agresivo, justo lo contrario, era tan cariñoso que no suponía ningún tipo de amenaza para el reparto. Gracias a esta película aumentó la popularidad de los Rottweiler.
Para el ataque de los monos babuinos en el zoo primero intentaron usar a uno de sus bebés como reclamo, pero no funcionó. Luego usaron a su "jefe" y se volvieron locos. La cara de terror de Lee Remick (Katherine Thorn) es real.
El cura es gilipollas, así de simple. En vez de hablar de una manera coherente y explicar las cosas para que el protagonista vea que está realmente en peligro se pone a soltarle chorradas. Que probablemente tampoco le hubiera hecho caso, pero así sólo logra quedar como un demente.
En realidad no mataron a los pececitos, usaron sardinas ya muertas y las pintaron de naranja para la escena en la que la pecera se precipita sobre el suelo.
La escena en la que la madre se golpea contra el suelo tras caer desde el primer piso está grabada horizontalmente. La verdad es que sabiéndolo el movimiento que hace en el "aire" resulta hasta cómico.
Atentos al detalle, el taxista que lleva al Señor Thorn y a Jennings en Italia lleva un dedo vendado. Es porque en una de las tomas Gregory Peck se lo pilló con la puerta del coche.
La escena más conocida es la de la decapitación. El actor que la protagoniza, David Warner (Jennings), no quiso ver como la rodaban. Se quedó su "cabeza" de recuerdo tras el rodaje.
Originalmente toda la familia Thorn moría al final pero vieron que el demonio no podía morir así que lo cambiaron y por eso dieron pie a la secuela, que será mi próxima entrada.
Se la compara con títulos como "Rosemary's Baby" (1968) o "The Exorcist" (1973). En mi opinión aunque comparte la temática demoníaca tiene una identidad propia lo bastante alejada de ambos títulos.
Me encanta la brutalidad de las muertes de esta película. Además tiene una imagen final genial con Damien mirando a la cámara y sonriendo. Pasemos a la secuela.
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