miércoles, 31 de octubre de 2018

Slumber Party Massacre II (1987)

También conocida como "Don't let go".

Courtney Bates, la hermana pequeña de Valerie, está teniendo pesadillas sobre los asesinatos a los que sobrevivió su hermana. Junto con otras tres chicas con las que forma un grupo de música se van a pasar un fin de semana en casa de una de ellas.

Seguimos con esta secuela directa de la primera película. La directora esta vez es Deborah Brock, fue su estreno en la silla de dirección. Destaca por haber producido "Buffalo '66" (1998) y "Honey I Blew Up the Kid" (1992).

Roger Corman repite como productor ejecutivo. El nombre en clave que usaban durante el rodaje para referirse a él era "Jennifer".

Muchos de los nombres son homenajes a otras sagas de terror. Por ejemplo tenemos a los oficiales Krueger y Voorhies, los vecinos son los Craven, una se apellida Bates y otra Burns (esta es difícil de pillar, se refiere a Marilyn Burns quien hizo de Sally en "The Texas Chain Saw Massacre" (1974)).

Durante el primer ensayo la canción que suena y lo que tocan son dos cosas totalmente diferentes. Ok, durante el segundo tampoco.

Esta vez el "loco del taladro" (creo que lo llaman Driller Killer, cosa que me hace mucha gracia por la película que se llama igual) es una parodia del de la primera parte. Es un rockabilly con una guitarra que tiene una punta de taladro. Es maravilloso.

En un momento dado miran "Rock 'n' Roll High School" (1979) y se ponen a bailar.

En las películas anteriores los desnudos (parciales) estaban más o menos justificados, aquí se emborrachan, se despelotan (bueno, una en topless y otra en sujetador) y empiezan a pegarse con unas almohadas.

En realidad aunque sean dos sagas diferentes las semejanzas son enormes. Por ejemplo esta vez Courtney no para de tener visiones, algunas bastante raras, y hasta pasada media película el asesino no entra en acción.

Aunque la variante es que él es una especie de ser capaz de teletransportarse a donde quiere, usar su guitarra o no según le place e incluso de ponerse a cantar para atormentar a las chicas. Es divertido, a su manera.

Pero eso hace que no te puedas tomar demasiado en serio esta película. Aunque dudo que sea esa la intención de sus creadores, pero ya puestos a hacer una comedia deberían haberlo dado todo y no sólo el asesino.

Es entretenida, en especial la parte de las muertes, pero muy ridícula y absurda. Lo de la música que no encaja me molesta bastante, las visiones llegan a hacerse pesadas y el final es un tanto básico. Pero bueno, aún quedan unas cuantas.

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