viernes, 15 de noviembre de 2019

Werewolf of London (1935)

Aquí la titulamos "El lobo humano".

Estamos en el Tibet, un par de hombres anda buscando una extraña flor que sólo crece allí. Pero al encontrarla el Dr.Wilfred Glendon es atacado por un hombre lobo quien le muerde. De vuelta a Inglaterra descubre que él mismo se convierte en hombre lobo bajo la luz de la Luna.

El título lo confundía con "The Werewolf of Washington" (1973).

La planta en cuestión es un antídoto temporal de la hombrelobopatía (traducción literal de lo que dicen en la película). Es un enfoque diferente de la historia. Creo que es la primera vez que veo a un hombre-lobo curándose a sí mismo.

Para la primera escena de la transformación usan unas columnas que pasan convenientemente frente a la cámara, en tres pasos se convierte completamente en hombre-lobo. Aunque en la primera escena ya vemos bastante bien qué aspecto tendrá.

La segunda y la tercera vez que se transforma se queda quieto frente a una pared o está acostado, de nuevo es el típico efecto en tres pasos. Creo que me gusta más la primera porque queda más fluida. Hay una cuarta que es también típica transformación inversa de cuando muere.

Dicho lo cual no es nada excesivamente complejo aunque efectivo. Básicamente es la cara, un poco el pelo y los brazos. Osea, lo único visible.

Tiene algunos momentos cómicos como cuando una llama "Dr.Yokohama" al Dr.Yogami (principalmente porque él no tiene rasgos japoneses). O las dos mujeres aficionadas a los "traguitos".

También resulta un tanto ridículo lo rápido que alguien (de hecho varios) llega a la conclusión que el causante de la primera muerte es un hombre-lobo. Claro que los que saben la verdad no la pueden demostrar y los que la infieren no pueden demostrarla.

Cambian bastante el canon del monstruo desde el momento en que puede morir por una simple bala normal (o al menos en ningún momento establecen que sea de plata).

El hombre-lobo tradicional es un personaje trágico y lleno de tristeza, este no es muy diferente en ese sentido aunque no llega a los extremos de Lon Chaney, Jr.

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