Jessica Burns es una zahorí que está buscando un antiguo río pero da con un pequeño cofre del siglo XVI que podría haber pertenecido a Sir Francis Drake. Por la noche lo abren y descubren una cabeza con vida en su interior.

El berrinche que pilla Jessica al principio es bastante cómico, por lo desmedido.
En los planos cercanos la cabeza de Gideon Drew es la del actor Robin Hughes pero en los lejanos usan una falsa, lo cual se nota muchísimo. Aunque he de decir que el efecto de la cabeza separada del cuerpo y del cuerpo sin cabeza está muy logrado.

Es una película sencilla aunque su temática me ha gustado mucho. Lo peor son algunas de sus actuaciones, un tanto exageradas, y su repentino final. Pero dentro de lo que cabe está bien.
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