Otra española más.
Estamos en Toledo, tras la muerte de su madre Tristana se va a vivir con Don Lope, un Don Juan en plena decadencia. Él la acoge como si fuera su propia hija pero termina seduciéndola. Un día Tristana conoce a un pintor llamado Horacio y se enamora de él.
Por sorprendente que pueda parecer es la primera película española que veo de Luis Buñuel. Está basada en una novela de Benito Pérez Galdós, publicada en 1892, aunque al director le parecía una de sus peores obras pero siempre opinó que sería una gran película.
Y es que llevaba dándole vueltas desde el año 50 cuando estaba en México y al volver a España tuvo que enfrentarse con la censura en 1962 y le costó convencerles para hacerla, concretamente hasta 1969 cuando empezó el rodaje.
A pesar de que le obligaron a contratar a Catherine Deneuve (Tristana) y a Franco Nero (Horacio) el director terminó muy satisfecho con sus actuaciones. Del resto del reparto destacan los nombres de Fernando Rey (Don Lope) y Antonio Ferrandis (Comprador).
Resulta un tanto peculiar que la acción esté situada en Toledo y no en Madrid. En la novela original transcurre en la capital pero Buñuel decidió cambiarlo por la ciudad donde residía.
Me ha llamado la atención la frase "El luto es una costumbre de salvajes, como pintarse la cara o tatuarse el cuerpo". En realidad el tal Don Lope no para de soltar perlitas.
Don Lope va cambiando de rol (como padre o como amante) según le conviene, a veces incluso en una misma conversación. Parece que sea bipolar.
Es una historia un tanto triste, creo yo. Al menos por parte de la protagonista quien, a pesar de todo, consigue sobrellevar todas las vicisitudes por las que pasa. El final es muy diferente al de la novela en la que tras casarse Tristana decide dedicarse a la repostería.
En cierta manera es una historia atemporal, poco cambiarían las cosas si sucediera 50 años antes o después (por ejemplo). No me ha parecido mala pero no es de mis favoritas de Buñuel.
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