Alice es una chica que va a un colegio católico. Allí se extiende el rumor que durante una fiesta hizo un acto impúdico con un chico y ella ni siquiera sabe de qué están hablando. Al fin de semana siguiente se va a un retiro juvenil con algunos de sus compañeros donde acaba descubriendo muchas cosas sobre ellos.
Protagonizada por Natalie Dyer (Alice), quien retoma el papel del cortometraje “Yes, God, Yes” (2017). Porque, efectivamente, se trata de otra película que ha surgido a partir de un cortometraje, el cual tuvo un cierto éxito gracias en buena parte a que la actriz protagonista se hizo conocida por aparecer en “Stranger Things”, de hecho ese fue el motivo por el que lo vi en un primer lugar.
Destaca también la aparición de Francesca Reale (Laura), quien también estuvo en la tercera temporada de dicha serie.
En la introducción definen “tossed salad” (una ensalada aliñada) y “salad tossing” (un beso negro). Qué bonito es saber idiomas.
A diferencia del corto la acción tiene cabo a principios de los años 2000.
Recrean algunas de las escenas y reúsan algunos planos, aunque hay que estar muy atento para darte cuenta. Por ejemplo la parte en la que recibe el e-mail mientras está jugando a las palabras online algunos de los planos de la pantalla del ordenador son del corto, lo demás no. De hecho la foto que usa no es la misma, en la de la película sale con una chica que vimos antes.
Es más el orden de las cosas tampoco es el mismo, el corto empieza con ella en su casa frente al ordenador y en la película sucede tras ir a clase.
El campamento cristiano me recuerda un poco a “The Miseducation of Cameron Post” (2018).
Lo cierto es que me lo estoy pasando en grande viéndola. Me encanta como las situaciones que no tienen nada de particular para una persona normal para ella, una chica inocente que está descubriendo su sexualidad, son experiencias novedosas por las que siente mucha curiosidad y ganas de probar. Pero claro, no tiene apenas ocasión de hacerlo y encima se siente culpable.
Me hace especial gracia que usen una musiquita cada vez que miente o hace alguna cosa que no debería.
Por cierto, aunque sigue interpretando a una adolescente cuando rodó la película Natalia Dyer tendría unos 24 o 25 años.
La bebida que pide al entrar en el bar es un Wine Cooler. Viene a ser vino, zumo de frutas, gas y azúcar. Una especie de sangría embotellada con baja concentración de alcohol, vaya.
Me encanta. Cogen el concepto del corto y lo expanden de una manera muy interesante sin caer en momentos aburridos o escenas de relleno. Me han gustado ambos por igual, lo cual no es algo demasiado frecuente. Lo más curioso es que anticipé que sería así desde el mismo momento en que descubrí que terminaron por hacer la película, cuando vi el corto era algo que podría llegar a suceder, pero no estaba claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario