Otra secuela más.
Bill y Ted viajan al futuro, de nuevo, y allí reciben el encargo de escribir una canción que una al mundo entero. Pero sólo disponen de 77 minutos para hacerlo. Por suerte a Ted se le ocurre ir a un futuro más cercano a ellos para robar la canción a si mismos y así no tener que escribirla.
He de decir que de todo lo que se ha estrenado este año este es uno de los pocos (muy pocos) títulos que me han hecho algo de ilusión. No sé si al final merecerá la pena pero me encantan las películas de Bill y Ted.
Repiten sus papeles Keanu Reeves (Ted “Theodore” Logan) y Alex Winter (Bill S. Preston), como no podía ser de otra manera. También regresan William Sadler (la Muerte), Hal Landon Jr. (Capitán Logan), Amy Scotch (Missy), Ed Solomon (Demonio estúpido) y Chris Matheson (Demonio feo).
Las princesas Joanna y Elizabeth son interpretadas por dos actrices nuevas. No repiten las mismas actrices en ninguna de las tres películas.
Uno que no pudo retomar su papel es George Carlin por su fallecimiento. Sin embargo aparece la hija de su personaje de nombre Kelly, el cual es también el nombre en la vida real de la hija de Carlin.
Entre las novedades tenemos a Samara Weavin (Thea), a quien hemos visto recientemente en “Mayhem” (2017) y “The Babysitter” (2017). Y Kristen Schaal (Kelly), salió en “Norbit” (2007) aunque es más conocida por su trabajo de doblaje en series como “Bob’s Burguers” o “BoJack Horseman”.
Atentos a los cameos de los cantantes Weird Al Yankovic y Dave Grohl, el de Guillermo Rodriguez (el del programa de Jimmy Kimmel) y el del actor Nathan Head.
Fue Alex Winter quien confirmó de forma oficial en el año 2019 en su Twitter que iban a hacer una tercera película.
La realidad va a terminar a las 7:17 de la tarde, lo cual equivale al segundo número 69.420 del día. No es casual.
De manera similar a lo que pasa en “Bad Boys for life” (2020) los protagonistas están ya un poco ajados, más uno que el otro. Aunque el problema aquí es que ya no hay esa consonancia que tenían en las películas anteriores. De hecho sí la tienen sus hijas (cuyo parecido a la hora de hablar, moverse y demás con los padres cuando hicieron las otras películas es sorprendente). Así que tenemos una de cal y otra de arena.
Durante los créditos finales aparecen una serie de vídeos de gente desconocida bailando y tocando instrumentos. Alex Winter fue quien hizo un concurso online y eligieron a los que más les gustaron.
La película en sí no está mal, algunos efectos especiales están muy bien (como por ejemplo la parte de la cárcel) y al fin y al cabo es sólo un pequeño homenaje a los personajes, tampoco hace falta tomársela demasiado en serio.
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