Estamos en 1976. Manolo y Candela se mudan junto a sus tres hijos y el abuelo desde el pueblo a Madrid en busca de prosperidad. Pero lo que no saben es que la casa ya está ocupada por una extraña presencia.
Estoy tan perezoso que he cogido la sinopsis de la Wikipedia. Total, tampoco es nada del otro mundo, así a bote pronto parece una copia barata de “The Amityville Horror” (1979).
Del reparto destacan los nombres de Concha Velasco (Sra.Maruja Dávalos). Y el camaleónico Javier Botet (Anciana Clara/Esteban Larrañaga).
En realidad la calle Manuela Malasaña de Madrid sólo llega hasta el número 30.
Para recordarnos que es una película situada en otra época nombran lugares como Galerías o la fábrica de camiones Pegaso.
Las puertas tienen un hueco por debajo bastante grande, de unos 15 centímetros. Está claro que es para que la cámara pueda ver con facilidad qué hay tras ellas pero queda raro.
Por una parte tenemos al niño que da mal rollo, que se dedica a hablar con fantasmas. Por otra al abuelo que da mal rollo, que va deambulando. Luego tenemos la casa que da mal rollo, en general. Es la peor comedia romántica de la historia.
En mi opinión el tartamudo sobra. El peso de la trama cae sobre la chica joven y él solo aparece brevemente en algunas escenas que, aunque cuando revelan la historia completa parecen tener alguna importancia, en realidad podrían ser simplemente flashbacks o algo similar.
Bueno, no es demasiado mala. No sabría como decirlo mejor, algunos momentos me han gustado, otros no tanto.
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