Peggy Gravel es una lunática quien junto a su criada Grizelda ha matado a su marido y por ello deciden huir en coche. Pero un policía da con ellas y les propone dejarlas marchar a Mortville a cambio de que les de sus bragas y un beso cada una, cosa que aceptan.

La sustituta fue Liz Renay (Muffy St.Jacques) en lo que sería su papel más memorable.
También iba a salir David Lochary pero murió desangrado cuando se cayó sobre un cristal al estar colocado de PCP.

Los extras eran gente sin casa que fueron llevados allí adrede, tuvieron que grabar las escenas rápidamente antes de que se fueran deambulando.
La promoción consistía en una foto de una rata cocinada en un plato. Los periódicos se negaron a publicarla. Cocinaron una realmente para hacer los créditos de inicio.

En esa escena el director hace un gran trabajo mostrando a los niños desnudos sin que se vea nada, ni siquiera la parte en la que la madre se pone a pegar al niño.
Con lo cual no tiene demasiados reparos a la hora de mostrar desnudos masculinos y femeninos de adultos. Pero vamos, dado que siempre busca una reacción chocante del espectador no es nada raro.

He de decir que no he visto demasiadas películas donde alguien decide cortarse la polla de forma voluntaria tras haberse hecho un cambio de sexo.
Desde luego el cine de Waters nunca deja de sorprenderme. Su nivel de cutrez es sorprendentemente consistente a lo largo de sus producciones de los años 70. En esta ocasión consigue fascinarme en momentos puntuales, pero lo suficientemente intensos.
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