Alguien ha destruido el lugar donde vivía Connor en Nueva York matando a Rachel y por ello decide recluirse en el Santuario. Pero Jacob Kell, un inmortal, está obcecado en matarle y acude allí para cortarle la cabeza. Mientras tanto Duncan está preocupado e investiga qué ha sucedido.

En el reparto tenemos a Adrian Paul (Duncan MacLeod), el que fue protagonista en la serie de televisión del año 1992. Y a Christopher Lambert (Connor MacLeod) retomando su papel más memorable.

Empieza con un texto introductorio similar al de la primera película. Aunque al menos esta vez explica el origen de los inmortales, dice: "Simplemente existimos".
Originalmente Connor prendía fuego a las casas como venganza. Los productores decidieron que él no sería tan cruel y lo editaron para que pareciera que el fuego empezaba de manera accidental.
Está sobrecargada de flashbacks. Me imagino que es para poder darle más tiempo de pantalla a Connor en la primera mitad, porque sino apenas saldría. Pero no deja de ser algo un tanto molesto.

Luego los combates ya no son sólo de espadas, desde armas de fuego pasando por todo tipo de "cosas con filos" hasta combates a ostia limpia al más puro estilo artes marciales.

No he visto la serie pero hay cosas que son bastante absurdas como todo el rollo de los Watchers. Esencialmente no pueden interferir en las peleas de los inmortales pero se dedican a esconder algunos de ellos para que "el juego continúe".
Cuando sacan los mapas de los inmortales que han matado Connor, Duncan y Kell me he percatado que el de éste último tiene un montón de muertes entre la costa de la península ibérica y las islas de Mallorca. Somos un paraíso de inmortales, o lo fuimos.

La historia avanza a trompicones, con algunos momentos especialmente lentos, como por ejemplo todo el rollo de Faith o Kate o como se llame.

En fin, hubiera sido un buen episodio si durase la mitad, como película es bastante mala y el final es de lo peorcito. Veamos qué hicieron para continuarla.
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