El título se traduce (más o menos) como "Mujer Escorpión, establo de bestias".
Continúa la fuga de Matsu tras acabar con el alcaide, un inspector la sigue de cerca pero ella consigue zafarse esposada a uno de sus brazos tras cortárselo. Poco después conoce a una prostituta llamada Yuki y se ponen a vivir juntas.
De nuevo coinciden el mismo director (Shunya Itō) y la protagonista (Meiko Kaji) de las dos anteriores aunque es por última vez. Aunque lo que más me sorprende es lo rápido que estrenaron las secuelas.
Esta vez la manera en la que terminó la anterior película da pie a una continuación más razonable.
Sigue tocando temas tabú, esta vez es el incesto. Una prostituta que se acuesta con su hermano mayor concretamente. Claro que es un deficiente mental, no sabría como clasificar esa relación.
No entiendo porque Matsu no se carga al gilipollas que la amenaza tal y como le muestra el cartel con su cara.
La historia transcurre fuera de la prisión pero tiene alguna que otra escena de tortura. Por ejemplo una sucede cuando la prostituta se pone a trabajar en un territorio que no es el suyo y, claro, hay que torturarla.
Lo del detective al que le falta un brazo persiguiendo a la protagonista y la hermana acostándose con su hermano están sacados del folclore japonés. Aunque las historias originales involucran demonios y fantasmas, pero esencialmente es lo mismo.
En los últimos 10 minutos de película la protagonista vuelve a meterse en prisión temporalmente. Aunque tal y como dice al final la liberaron unos días más tarde tras cumplir su condena.
Eso quiere decir que esta era la película final. Pero alguien creyó conveniente hacer una más, veamos de qué va en la siguiente entrada.
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