Matsu es capturada por unos policías durante una boda a la que asistía pero consigue escapar del coche que la transportaba. Pero la hieren mientras corría por unos túneles y termina desmayándose justo cuando encuentra un hombre, pero por suerte decide ayudarla.

Una cosa que no he mencionado hasta ahora es que las historias están basadas en un manga de Tōru Shinohara titulado "Sasori" (Escorpión) que empezó a publicarse en 1970.
En la anterior no hubo escena de sexo lésbico pero en esta sí. Todo porque el hombre que la ayuda trabaja en un show porno en directo, poniendo la música y manejando las luces.
Las torturas siguen siendo una constante en la saga. De hecho podría decirse más bien la brutalidad policial. Se dedican a dar palizas, llegan incluso a matar, con tal de atrapar a su objetivo.

Y ahí es donde quería yo llegar. La venganza de la primera película tiene sentido. La de la segunda también, al fin y al cabo va a por los que la torturaron en la cárcel. Pero en la tercera se dedica a ir a por los policías que intentan atraparla, y de hecho uno de ellos no lo mata ella sino una tipa a la que vuelve loca. En esta es más de lo mismo, más que una venganza es ella tratando de defenderse.
Y también como en la anterior al final termina entrando en prisión, aunque como ha sido TAN mala esta vez la pena es la muerte en la horca. Por cierto, esta vez la prisión la llevan mujeres, cosa que tiene mucho más sentido.
En Japón los condenados a muerte no saben la fecha en la que serán ejecutados. De esa manera el periodo que pasan encerrados se convierte en una tortura continua. En esta película juegan un poco con esa idea.

El final no es demasiado satisfactorio. Se carga solo a dos cuando el grupo de policías era bastante numeroso, me esparaba una matanza en toda regla. En fin, esta se considera la final de esta parte de la historia. Años más tarde la continuaron, lo veremos en la próxima entrada.
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