lunes, 19 de noviembre de 2018

Profondo rosso (1975)

Aquí la titulamos "Rojo oscuro".

Marcus Daly es un pianista de Jazz quien una noche ve como asesinan a su vecina de abajo mientras regresaba a casa. Poco a poco se verá más involucrado en una serie de asesinatos junto con una periodista muy inquisitiva.

Poco a poco voy poniéndome al día con la filmografía de Dario Argento. No son pocos sus títulos de prestigio y en esta tanda he incluido un par de ellos que están entre los mejor valorados.

Originalmente se iba a titular "La tigre dai denti a sciabola" (el tigre dientes de sable) pero Argento se percató de que otros directores habían empezado a emplear títulos relacionados con animales y decidió cambiarlo.

La versión que poseo es la restaurada en el año 2014 usando los negativos originales. Su duración es de 2 horas y 7 minutos.

En los primeros planos de las manos del asesino cuando lleva guantes de cuero negros usaron las del propio director.

El co-guionista Bernardino Zapponi dijo que para las muertes se inspiró en cosas que la gente normal había podido experimentar como cortarse con un cristal roto o quemarse al tocar agua hirviendo.

Daria Nicolodi (Gianna Brezzi) era la entonces pareja del director con quien posteriormente tendría una hija a la que llamaron Asia Argento.

Del reparto quisiera resaltar el nombre de Nicoletta Elmi (Olga). Ha salido en títulos como "Dèmoni" (1985), "Flesh for Frankenstein" (1973) o "Le orme" (1975).

La segunda vez que vemos a Marcus Daly (David Hemmings) va andando por la calle pasa frente a un Bar cuyo interior está inspirado en el cuadro "Nighthawks" de Edward Hopper. Cuando Marcus y Carlo (Gabriele Lavia) tocan el piano juntos se ve a una mujer con sombrero sentada cerca suyo con una copa entre sus manos, está inspirada en "Automat" del mismo autor.

Massimo Ricci, el amante travesti de Carlo, está interpretado por una actriz de nombre Geraldine Hooper. Es realmente sorprendente pues tiene voz de hombre.

Esta llena de momentos graciosos, como por ejemplo cada vez que aparece el desastroso coche de la periodista. O un tipo cabreándose con una máquina de Coca-Cola pegándole patadas (en la comisaría). O cuando el protagonista llama por teléfono y el camarero decide ponerse a calentar la leche en la cafetera llenándolo todo de vapor. Lo más curioso del tema es que al haber un clima de tensión durante la mayor parte de la película no me han llegado a hacer gracia porque sólo podía intentar imaginarme quién podría ser el asesino.

La historia te absorbe desde el primer momento y, como digo, la tensión no para de crecer. Aunque creo que lo mejor es que lo consiguen con un asesino al que vemos entrar en acción muy pocas veces a lo largo de la película y aún así no se hace larga.

Es una gran título al que he tardado demasiado en echarle el guante, aunque el giallo ha sido siempre una de mis asignaturas pendientes.

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