Ha pasado un año desde el final de la guerra nuclear. Un grupo de soldados fue encargado de salvaguardar la vida de unos civiles y los metieron en un refugio seguro subterráneo. Allí malviven con la esperanza de poder salir algún día.

La guerra no es entre la Unión Soviética y Estados Unidos, como uno muy bien podría pensar. Sólo dicen que los enemigos se hacen llamar Booroos (y algunos están obsesionados con ellos, aunque podría ser que no quedase ninguno vivo).

La escena en la que se pegan mientras reparten la comida me ha recordado a la del agua de “Mad Max: Fury Road” (2015).
En unos altavoces se dedican a poner en bucle un mensaje sobre que el “Arca” no existe, sin embargo todo el mundo cree en ella y espera poder salvarse llegado el momento. Es todo una invención y precisamente Soft fue uno de los que difundió el mensaje de su existencia. No me queda demasiado claro si realmente pretende mantenerlos engañados en plan conspiración de los que mandan o si le importa todo una mierda y lo hace para que no le den la murga.

Me encanta como cada uno se ha montado su película sobre qué sucederá cuando llegue el “Arca”. El mejor es el tipo que ha creado su propio refugio en un congelador y ha matado a dos mujeres congelándolas para poder follárselas cuando llegue el momento y así recrear la civilización.
También la metáfora de que los libros son lo que alimenta a la gente. Me refiero a que literalmente usan las páginas para crear una especie de pan.

A pesar de la enorme decadencia de la civilización y de los pocos recursos que tienen sigue habiendo una moneda de cambio (trozos de plata llamados Arks) y lo que ello conlleva, osea un tipo que la acapara.
Esto no es un drama. Yo la definiría más bien como una película deprimente. Es claustrofóbica, es horrible todo lo que sucede, al protagonista no paran de sucederle cosas negativas y el final está a la altura.
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