domingo, 9 de agosto de 2020

Curse of the Headless Horseman (1972)

Hora de revivir la historia del jinete sin cabeza.

Años atrás dos grupos de vaqueros se enfrentaron en un tiroteo y sus espíritus siguen vagando por la Tierra. En la actualidad un grupo de actores tratan de recrear dicho tiroteo para un show en vivo pero no paran de sucederse los misteriosos accidentes.

Lo cierto es que desde que vi la película de Burton he querido encontrar una versión clásica de esta historia y hasta el momento sólo había dado con “The Headless Horseman” (1922), la cual fue la primera adaptación.

Dicho lo cual, lo primero que llama la atención es que el reparto está encabezado por una tal Ultra Violet (La Condesa), quien apareció también en “Midnight Cowboy” (1969) y en “****” (1967), una película experimental de 25 horas de duración de Andy Warhol.

La historia está ambientada en la época actual (bueno, en 1972) lo cual explica que, por ejemplo, una de las primeras canciones que suenen sea “La cucaracha”.

El sonido deja mucho que desear. De hecho nada más empezar se oye una voz en off, hasta pasado un rato no he entendido absolutamente nada de lo que decía por el eco horrible que le pusieron. Las voces del resto de la película no es que se escuche mucho mejor, pero al menos se entiende lo que dicen.

Me ha costado un poco pero lo del jinete y los vaqueros tiene bastante sentido pensándolo bien. Ahora, se parece a la historia original más bien poco.

La calidad está a la altura de una película hecha por cuatro colegas con una cámara casera. Y estoy siendo generoso.

El jinete en sí va vestido de negro con la parte superior del tronco, donde se supone que estaría la cabeza, de color rojo. Eso no tiene nada de curioso salvo que lleva su cabeza cortada en el regazo. Una cabeza muy muy mal hecha. Pero mucho.

En la parte final cuando descubren al culpable (al más puro estilo Scooby Doo) el tipo decide coger una pistola y empieza a matar gente de forma indiscriminada. No tiene ningún sentido.

Es una película realmente mala, aburrida y cuya historia se parece ligeramente a la del jinete sin cabeza, pero poco más. Evitadla a toda costa.

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