Estamos en Cumbria en plena edad media, durante la peste bubónica. Un chaval tiene visiones que no puede explicar. Temiéndose la llegada de la peste la población en la que habita decide cavar un agujero al otro lado del mundo, siguiendo las visiones del chaval. Pero al otro lado se encuentran en Nueva Zelanda, en pleno siglo XX.

No es habitual una película donde los viajes en el tiempo sean tan simples. Literalmente atraviesan una cueva para avanzar 6 siglos (del XIV al XX).
Sí lo es, en cambio, el choque de los viajeros en el tiempo con las modernidades. Su primer obstáculo es atravesar una autopista, por ejemplo. Esa parte me ha recordado ligeramente a "Les visiteurs" (1993).

La parte en al que de repente aparece un submarino es bastante sorprendente, aunque es más bien para reforzar la narración porque parece demasiado conveniente que justo cuando atraviesan el río aparezca uno así sin más.

Me ha gustado mucho, desconocía por completo este título y ha resultado ser una gran historia con un duro final.
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