viernes, 18 de enero de 2019

Volunteers (1985)

Aquí la titulamos "Voluntarios".

Estamos en 1962. Lawrence Bourne III es un jugador empedernido que debe 28000 dólares. Consigue escapar tras meterse en un avión de las Fuerzas de Paz que va a Tailandia, una vez allí quiere regresar pero su padre le enlista y no tiene escapatoria.

Otra película dirigida por Nicholas Meyer, hace poco comenté la también suya "The Day After" (1983). Para darle más autenticidad exigió que saliesen dos elefantes reales porque en su opinión "un elefante hace que parezca que no puedas pagar dos y dos hace que parezca que estés en Tailandia".

Tom Hanks (Lawrence Bourne III), tras ésta hizo "The Money Pit" (1986). John Candy (Tom Tuttle de Tacoma), conocido por "Planes, Trains & Automobiles" (1987). Rita Wilson (Beth Wexler), salió en "Jingle All The Way" (1996). Xander Berkeley (Kent Stucliffe), salió en "Gattaca" (1997).

Como podréis suponer no la grabaron en Tailandia sino en la ciudad de Tuxtepec en México. Aunque los tailandeses son auténticos.

Hace referencias a películas como "The Wizard of Oz" (1939), "Casablanca" (1942), "Lawrence of Arabia" (1962) y "The Bridge on the River Kwai" (1957).

Durante la primera escena, cuando juegan a póquer, el cigarrillo de Tom Hanks pasa de apagado a encendido varias veces entre plano y plano.

Es curioso que la escena que más polémica causó en su día fue la que toman unas Coca-colas. Esencialmente la película la hizo TriStar Pictures, subsidiaria de Columbia Pictures, de la que era dueña la compañía Coca-Cola. El director explicó que en realidad esa escena estaba escrita desde un principio, antes incluso de tener una productora, y que casi hubiera preferido que Lawrence le hubiera ofrecido a Beth un porro.

El castillo del malo parece sacado de un videojuego y está rodeado de cabezas cortadas clavadas en palos. Incluso recrean la escena de las cabezas de "Young Frankenstein" (1974).

Aunque parodian algunas películas clásicas en realidad es una comedia distendida. Tiene algunos momentos graciosos pero no es  como para hacerte llorar de la risa. Muy en la línea de las películas de Tom Hanks de esa época.

Es entretenida, pero sin pasarse. La presencia de John Candy es casi anecdótica, salvo por la parte en la que le lavan el cerebro tiene bastante poco peso en la historia.

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