Qué ganas le tengo.
Jon se ve obligado a mendigar por la calle cuando Harvey le ve y decide contratarle en su depósito de cadáveres donde se dedica a restaurarlos. Jon entonces lo ve como una oportunidad para robarle el oro que ha ido escondiendo de los dientes y dentaduras.
Greg Sestero (Jon Kortina) y Tommy Wiseau (Harvey Lewis) se vuelven a unir tras la infame "The Room" (2003) para hacer esta película en dos partes y he esperado un tiempo para que saliesen ambas antes de ponerme a verlas adrede.
Basada en una historia real que les pasó a ambos. Hicieron juntos un viaje en coche en el año 2003 y Greg creyó que Tommy trataba de matarle.
Greg Sestero lleva una barba desarreglada al principio que parece falsa. Incluso aún si fuera real le queda muy mal. Claro que para el personaje que interpreta le encaja.
Por su parte Tommy Wiseau sigue sin saber actuar, se equivoca con algunos nombres, se pone a cantar de forma aleatoria... en fin, en su línea.
Según Harvey, Jon es mudo. En realidad es que no habla porque no quiere. Poco más tarde se afeita y le vemos "ensayar" conversaciones aleatorias.
Se ve que la razón por la que Jon no se marcha con el dinero que saca vendiendo los dientes es porque se ha hecho amigo de Harvey. Cuesta un poco darse cuenta porque su relación es bastante fría.
Algunas conversaciones están mal encajadas, simplemente.
Es una película hecha para fans de Wiseau, sin duda alguna. Resulta gracioso verlo pero por lo mal que lo hace. La historia parece que no termine y deja algunos cabos sueltos que espero que se resuelvan en la segunda parte.
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