The Gumball Rally (1976)

Aquí la titulamos "Locos al volante".

Al escuchar la palabra "Gumball" una serie de personas se disponen para participar en una carrera de coches no oficial que irá de costa a costa de EEUU, con una distancia total de 4600 km.

Los equipos participantes y sus coches, por orden de salida:
- Equipo Camaro (1) - Chevrolet Camaro Z28 de 1970
- Equipo Porsche (2) - Porsche 911 Targa de 1974
- Equipo Ferrari (3) - Ferrari Daytona de 1974
- Equipo Cobra (4) - Ford Shelby Cobra 427 de 1966 con lubricador lateral.
- Equipo Mercedes (5) - Mercedes-Benz 300 SL Roadster de 1957
- Equipo Dodge (6) - Dodge Polara 440 de 1971
- Equipo Chevy (7) - Chevrolet Chevy Van de 1967
- Equipo Lapchik (8) - Kawasaki KH 400 de 1976
- Equipo Corvette (9) - Chevrolet Corvette C3 de 1968
- Equipo Jaguar (10) - Jaguar XKE de 1974

También participa un Rolls Royce Silver Shadow I de 1969, pero no me queda muy claro por qué no sale con el resto.

Fue la película que creó el subgénero "carreras ilegales de coches de costa a costa". Aunque un año antes tuvimos "Death Race 2000" (1975) cuya acción estaba situada en un futuro distópico. Otros títulos serían las trilogías "The Cannonball Run" (1981) y "Smokey and the Bandit" (1977) y películas como "Speed Zone" (1989) o más recientemente "Need for speed" (2014).

Del reparto destacan los nombres de Raul Julia (Franco), hace de italiano bastante temperamental, es divertido. Y Gary Busey (Gibson), hace un papel de loco que le pega bastante.

El ambiente es distendido con algún momento cómico (mayormente protagonizado por Roscoe, un policía que quiere detenerles). Pero es una película llena de escenas de los vehículos yendo a toda velocidad y ocasionalmente se ve algún accidente.

Personalmente soy muy fan del equipo Ferrari y sus paradas de cambio de ruedas y demás. También de Lapchik, el húngaro en moto, y sus expresiones faciales.

Definitivamente es la película que marcó un estilo aunque no por ello sea la mejor. Pero es muy entretenida y la falta de caras conocidas no desmejora la intensidad de la competición, aunque por otra parte desde bien temprano da la sensación de que sea cosa de dos equipos.