Matt Weston es un agente de la CIA cuyo trabajo es tener a punto un piso franco en Sudáfrica. Tras 12 meses recibe a su primer invitado, un ex-agente llamado Tobin Frost a quien todo el mundo intenta echar el guante y que se acaba de entregar en la embajada estadounidense.

El reparto es un tanto engañoso, la historia gira más en torno a Denzel Washington y Ryan Reynolds, los demás tienen sus momentos pero poco más.

Los cadáveres son abundantes aunque es debido a que los malos no tienen ningún tipo de miramiento a la hora de llevarse por delante algún civil inocente. De hecho hablo de los malos cuando en realidad solo hay un bueno y otro que no queda demasiado claro hasta bien avanzada la historia.

De hecho es tan original que en un momento dado vemos a unos agentes de la CIA aplicando torturas y, oh vaya, usan la de la toalla y el agua.
Personalmente creo que es una película de consumo rápido, poco memorable. De hecho la única razón que hay para verla son los actores y, como digo, tampoco hacen nada especial.
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