lunes, 29 de marzo de 2021

Road House (1989)

Aquí la titulamos "De profesión: duro".

El dueño de un local llamado Double Deuce quiere contratar a James Dalton para que le ayude a limpiarlo de la escoria que se ha establecido allí. Él decide aceptar, pero un tipo rico que tiene controlado todo el pueblo no se lo pondrá nada fácil.

No confundir con “Road House” (1948). Aunque son dos historias diferentes ambas tienen que ver con un bar de carretera.

Protagonizada por Patrick Swayze (James Dalton). En aquellos momentos ya era famoso gracias a “Dirty Dancing” (1987), aunque previamente había salido en “Youngblood” (1986) y “The Outsiders” (1983).

Con Sam Elliott (Wade Garrett). Según dijo el actor este es el papel por el que es más recordado. No hace demasiado salió en “The man who killed Hitler and then the Bigfoot” (2018).

La primera peculiaridad es algo que he descubierto recientemente, por accidente. Se trata de que tuvo una secuela titulada “Road House 2: Last Call” (2006). En la larga lista de las película innecesarias esa ocuparía un puesto bastante alto. Como podréis imaginar no tengo intención de buscarla.

Patrick Swayze fue entrenado por un campeón de Kickboxing llamado Benny Urquidez quien aparece brevemente.

Debido a una lesión en la rodilla Swayze no pudo aceptar el papel de Gabriel Cash en “Tango & Cash” (1989) ni tampoco el de Mike Harrigan en “Predator 2” (1990). Pero a cambio hizo “Ghost” (1990) que fue su película más exitosa.

La película arranca con un Ferrari Testarrosa de 1987. El coche que lleva el protagonista es un Mercedes-Benz 560 SEC de 1986. Al llegar al Double Deuce al lado de los moteros hay aparcado un Trans Am Pontiac Firebird de 1982 de color negro. El vecino rico lleva un Ford Mustang de 1987 de color rojo.

Las tres reglas de Dalton son: nunca subestimes a tu adversario (espera lo inesperado), lleva las peleas afuera del local siempre que sea posible y sé agradable.

Patrick Swayze aprovecha para salir sin camiseta siempre que puede, incluso aparece desnudo de espaldas en un momento dado.

Una cosa que no acabo de comprender es cómo dejan entrar a los gilipollas que trabajan para Brad Wesley. Se supone que hay un tipo fuera en la puerta controlando y otro nada más entrar.

Y vamos, en cuanto entra él mismo con todos sus esbirros para montar bronca yo hubiera ido directamente a por él. Ellos se dispersan nada más empezar el lío dejándole sólo, hubiera sido el momento ideal para romperle un par de costillas.

Pero bueno, tiene un gran final el cual podría dar para secuela pero en realidad decidieron tomar otro camino muy diferente.

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