El fantasma feliz ahora se ha reencarnado en Sam Hong, un niño que tiene poderes sobrenaturales. Ahora ha crecido y es profesor de educación física en un colegio para chicas.
Una cosa que me llamó la atención en la primera película es que empiezan siendo un grupo de 5 chicas pero en realidad las protagonistas son 3. Y los 5 chicos del principio son ignorados en buena parte de la historia, siendo uno el único destacable.
De nuevo las protagonistas son 3 chicas aunque son bastante diferentes a las de la primera película. Hay una con el pelo corto que es la líder y se hacen llamar “el club de las malas”.
De hecho lo único que repite es que están en el mismo colegio, pero no sale ninguno de los personajes de la anterior y encima han pasado bastantes años desde el final donde Sam Hong acababa de nacer.
Esta vez en el product placement tenemos latas de Coca-Cola (muchísimas), carteles de Sprite y Fanta y también van a un Wendy’s.
Una de las alumnas está enamorada de Sam y en una de las clases se pone unos coranzoncitos de purpurina en los párpados que se ven cuando cierra los ojos. Algo similar a lo que veíamos en “Raiders of the Lost Ark” (1981).
Aparece una competición deportiva, aunque esta vez es natación. Pero vamos, Sam hace uso de sus poderes para que ganen las de su equipo de manera similar a la que pasaba en la anterior película.
Más o menos a mitad Sam regresa accidentalmente al lugar donde murió el fantasma de la primera película y por fin le vemos. Esa y una aparición posterior son sus únicas intervenciones y son bastante breves. El póster es bastante engañoso.
No acabo de entender la necesidad de esta secuela pero al final es una típica historia de un profesor que se ha de enfrentar a un grupo de maleducadas con un buen final, que no está tan mal. Dicho lo cual, que hicieran 3 películas más no tiene ningún sentido.
Venga, pasemos a otra cosa.
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