Más colmillitos afilados.
Unos ladrones de tumbas entran en un cementerio y abren el ataúd del Conde Karol de Lavud, ignorando la advertencia que hay en su lápida. A pesar de que les descubren terminan huyendo con él a cuestas. Mientras tanto Marta trabaja con el doctor pero está a punto de regresar a casa.
Me acabo de fijar en la cantidad de películas de vampiros que hicieron en México en los años 50 y 60. Me imagino que fue porque la versión en español que se rodó simultáneamente a la de Lugosi en los años 30 tendría bastante éxito (para algunos es incluso la mejor versión).
Repiten casi todos los actores principales de la anterior película.
La historia esta vez es que el médico de la primera le contó a otro compañero suyo lo del vampiro y este segundo decidió robar el cadáver para hacer experimentos y así poder explicar a los vampiros desde la ciencia. Y paralelamente el tipo que ayudó al médico a robar el ataúd se ha vuelto demasiado codicioso y despierta al vampiro al quitarle la estaca.
La trama parece sencilla, así que para darle un poco más de amplitud nos hacen un recorrido por un museo de cera, lleno de objetos de tortura, figuras de asesinos y una guillotina. Nada fuera de lo normal.
No acabo de entender por qué el doctor decide hablar con el director del centro y asumir la culpa de todo lo sucedido cuando ni ha robado el ataúd ni ha despertado al vampiro. Y encima trata de ocultarlo a Marta.
El vampiro muestra un nuevo poder, se hace invisible a voluntad. Al principio pensé que simplemente se convertía en murciélago y se ocultaba, pero no, le vemos semi-traslúcido en un momento dado.
Me gustó más la primera película. En esta tratan de agregar subtramas para hacer que la historia tenga algo de chicha, pero podrían haber optado por hacer que el vampiro atacase a más víctimas para hacerlo un poco más ameno, por ejemplo.
Y el enfrentamiento final es un poco ridículo.
Creo que no tuvo más secuelas, pero curiosamente la siguiente película también va de la misma temática. Pasemos a ella.
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