Jonathan Drake acude al funeral de su hermano y descubre que le han cortado la cabeza al cadáver. Un doctor en arqueología es el responsable, se la ha llevado para reducir su tamaño como castigo por lo que hicieron sus antepasados.

Está basada en la práctica de un pueblo indígena del Amazonas llamado shuar (o jíbaros, aunque ellos lo consideran despectivo) en la que tras sacar la calavera van reduciendo el tamaño tratando de conservar el pelo y la forma. De ahí el nombre "cabezas reducidas". Las usaban como trofeos de guerra y talismanes. En la película vemos con bastante detalle el procedimiento, incluso el uso del curare como veneno para paralizar a las víctimas es correcto.

En un momento dado examinan tres calaveras (muy bien conservadas, por cierto) y usando un spray mágico revelan unas huellas dactilares sobre ellas. Aunque lo realmente gracioso de la escena es la frase "las huellas son idénticas", dicha tras verlas por primera vez. Menudo ojo.

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