No confundir con "Sharkula: Diarrhea of a Madman" (2010) ni con "A Day with Sharkula" (2019).
Ha caído la noche y un grupo de campesinos persigue al Conde Dracula para matarlo, le calvan una espcada y cae por un acantilado y en el fondo le espera un tiburón. Tiempo más tarde un par de amigos acuden a un trabajo en Arkham, New England, en una posada llamada "The Bucket of Chum".
Posiblemente sea el título más llamativo de este año. Lo cual podría ser bueno, pero resulta que es la última producción de los hermanos Polonia de las que tengo para ver. Con lo cual sé que será horrible.
El tiburón-vampiro tiene la capacidad de convertirse en murciélago. Bueno, más o menos, es un bicho con cabeza de tiburón pero de color morado, alas y que va tanto por debajo del agua como volando. Un tiburciélago, vamos.
El sirviente se llama Renfield y la chica es Mina. Al menos han mantenido esos detalles, menos es nada. Claro que el vampiro se hace llamar vladimir Constantine.
Las escenas del tiburón se dividen entre la que vemos su aleta, la cual es de plástico y está muy mal hecha, las del tiburciélago y cuando devora a alguien, en estas últimas usan un muñeco (es el mismo que en el de las otras películas de la productora).
Y hablando de cosas que aparecen en las otras películas, vemos el brazo y la pierna falsos en la orilla de la playa, aunque diría que son escenas nuevas.
En el apartado positivo tenemos que han contratado a una artista de carnaval que trabaja con el fuego. No hace nada especialmente peligroso pero queda bonito. También es verdad que sale siempre haciendo lo mismo y bastantes veces.
Es una historia ridícula llevada de una manera más ridícula todavía. No esperaba menos, está a la altura del resto de producciones de esta gente.
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