Menudo título.
Mientras tomaba un baño en la playa Jill encuentra una tabla de ouija y decide llevársela. Ha quedado con un grupo de chicas para pasar unos días en una casa de una de ellas. Como se aburren deciden usar la tabla pero invocan a un tiburón fantasma por accidente.
Aunque la rodaron en el año 2017 se tiraron un par años hasta poder sacarla. He de decir que es algo frecuente con las películas de tiburones.
Creo que es la primera vez que veo una tabla de ouija que es, literalmente, una tabla.
Me hace gracia que en la sinopsis oficial las describan como adolescentes cuando deben rondar los 30 fácilmente. Claro que su mentalidad es de preadolescentes.
El presupuesto debió ser de risa. Por ejemplo ni siquiera tenían para poder grabar cómo una de ellas cocina unos perritos calientes y posteriormente se los comen. Se ve la barbacoa desde un lado (apagada, intuyo) y seguidamente se ven los platos vacíos mientras dicen "oh, qué buenos estaban".
Que encuentre la tabla no es el problema sino que de repente tiene una especie de flecha de madera para poder usarla. Además es tan grande que no deja ver las letras a las que apunta. Más tarde Jill la pierde y decide usar una pistola, lo más normal en EEUU.
El tiburón aparece por primera vez pasada media hora. Es un fantasma aunque a diferencia del de "Ghost Shark" (2013) está animado y tratan de darle cierta celeridad cuando persigue a los incautos que se lo encuentran. Me he fijado un poco y es un muñeco de plástico, pero al ponerlo en modo "fantasmal" da un pelín el pego.
Los ataques se producen fuera de cámara, aunque vemos algún que otro chorrazo de sangre, que siempre es de agradecer.
Al final descubrimos que Donald Trump es el responsable. En serio.
Entraría dentro de la categoría "tan mala que no merece la pena verla". Es que ni siquiera para reírse de ella.
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