Estamos en Londres, en 1840, antes del descubrimiento de la anestesia. Un prestigioso cirujano se percata de que las operaciones dejan en shock a sus pacientes y por ello trabaja en un compuesto químico con el que poder ayudarles.
Otra película de Boris Karloff (Dr.Bolton) con Christopher Lee (Resurrection Joe). Ambos coincidieron también en "Curse of the Crimson Altar" (1968) y en la serie "Colonel March of Scotland Yard".
Menudas carnicerías montaban los médicos en aquella época, aparte que la filosofía "sin dolor no hay cura" tiene tela.
Me ha costado pillar la conexión entre la banda de Black Ben y los cadáveres del médico rival del protagonista. Al final queda en evidencia, pero vamos, tampoco es que hayan demasiadas conexiones entre ellos.
Un papel impecable el de Karloff. Me gusta especialmente como retrata a un hombre que va cayendo poco a poco en una adicción sin darse cuenta.
Por otra parte me ha costado reconocer a Lee al principio, está tan joven. Aparte que tiene una cicatriz en la cara.
Lo más realista es la manera tan absurda en la que se oponen el resto de colegas al hecho de que se pueda realizar una operación usando algún tipo de sustancia para calmar el dolor al paciente. Los avances científicos y médicos suelen tener este tipo de reacciones.
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