El líder de una banda local muere tras ser atropellado por un coche mientras iba caminando borracho por en medio de una carretera. Shiro, el copiloto, se siente tan culpable que decide ir a la policía pero el taxi en el que iba tuvo un accidente y murió su prometida.
Nada más empezar ya tenemos una curiosidad que desconocía por completo. La productora es Shintoho Company, fue formada cuando varios trabajadores de los que trabajaban en la Toho decidieron abandonarla tras una huelga en 1947. Produjeron numerosos títulos y pasaron por etapas un poco complicadas que la llevaron a la quiebra en 1962.
Durante los créditos de inicio vemos algunas mujeres desnudas o semidesnudas (eso sí, sin mostrar nada).
Visualmente hablando es fascinante. Desde sus primeros compases vemos imágenes que parecen sacadas de una pesadilla surrealista. No sabría como definir los colores, el rojo predomina eso sí.
La muerte parece rodear a Shiro, incluso en una escena tan intrascendental como estar en clase se le acerca Tamura y le dice “anoche murió Tal”, alguien a quien conocía. También es verdad que Tamura parece estar implicado en todas ellas en mayor o menor medida.
Incluso aparece Enma, el rey del infierno. Y tal y como dicen al principio, el concepto del infierno es similar en las diferentes religiones. También es cierto que los japoneses lo tienen más definido.
El apartado musical incluye bastantes temas y sus letras tienen que ver con el momento en el que suena cada uno, en cierta manera.
La parte en la que los condenados reciben sus castigos en el infierno es la más gore. Y es interesante que use ese término pues se trata de una de las primeras películas japonesas en usar efectos especiales de desmembramientos, sangre y vísceras.
Pero vamos, lo más brutal es el nivel de drama, no cesa de ir más y más allá a medida que avanza la historia. Ni siquiera cuando están en el infierno cesa.
Los diferentes niveles del infierno me han recordado mucho a “L’inferno” (1911).
No sabía muy bien qué esperarme y me ha sorprendido mucho. Aunque no sabría muy bien cómo definirla. Pero vamos, que me ha encantado, en pocas palabras.
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