Seis amigos, tres chicas y tres chicos, pasan una noche de acampada y uno de ellos le arranca la cabeza a un ídolo de piedra protector. Desde ese momento unos fantasmas bebés empiezan a aparecérseles y poco a poco van muriendo uno tras otro.
A ver, sale una taquilla y cuentan una especie de leyenda sobre ella, que viene a ser algo así como que si revelas tu verdadero amor frente a la taquilla se cumplirá tu deseo.
Pero la trama principal son los bebés fantasma. Y aunque podría parecerlo no es que sea nada especialmente novedoso pues usan los típicos pelos largos negros, las manos fantasmales, las caras con los ojos en blanco…
He de decir que resulta difícil empatizar con unos jóvenes que acaban de perder a varios de sus amigos y deciden ponerse a beber en plan cachondeo.
En el apartado muertes hay una bastante curiosa de uno al que le rompen el cuello moviéndole la cabeza arriba y abajo delante de sus amigos. Me ha gustado especialmente el detalle de la espuma saliendo de la boca.
Creo que es la primera película japonesa de terror de las que he visto en las que alguien decide hablar con el fantasma vengativo para convencerle de que no le mate en vez de simplemente quedarse paralizado y morir.
En general tiene reminiscencias de otras películas de este género (terror oriental, subgénero japonés). Aún así tiene algunas cositas que están bien, como la muerte que mencioné antes. Tuvo una secuela, será mi próxima entrada.
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