No tiene cartel. En realidad pocos cortos de esta época lo tienen.
El reverendo Hollister es muy mayor y desearía que su hijo James siguiera sus mismos pasos. Su hermana Ruth y él fueron criados por su padre tras el fallecimiento de su madre. Sin embargo, tal y como sospecha Ruth, James pasa el tiempo en los bares bebiendo alcohol. La condición del padre empeora y Ruth se ve forzada a ir en busca de James, quien está borracho en un bares, y por su estado golpea al dueño matándolo. Ruth consigue llevárselo a casa y al rato llega la policía y les informa de lo sucedido. Ella les ruega que dejen que James escuche las últimas palabras de su padre, tras ello se lo llevan.
Su duración es de 17 minutos.
Dirigida por D.W. Griffith.
Es la segunda película que veo de Griffith en la que el alcohol es la perdición de un joven, mientras su hermana es pura y noble.
El hermano echa un fugaz vistazo a la cámara en la primera escena. Eso hace que me cuestione si era viable en 1910 hacer tomas falsas. Supongo que se cometerían errores o que habría algún tipo de problema técnico eventualmente, pero vamos, me intriga.
En el primer bar al que va James hay un logo en la pared, es el de la productora Biograph.
El contraste de los hermanos es absoluto. James se va emborrachando más y más mientras Ruth se queda cuidando de su padre, incluso cuando acuden unas amigas para que salga con ellas.
En realidad el golpe que le da al barman no es lo que le mata sino el que se da con la cabeza en el apoyo que está en el suelo junto a la barra.
Es muy moralista, pero bastante real. Al fin y al cabo sigue un principio que más tarde sería ley, el de que un delincuente ha de recibir su castigo al final.
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