Un clásico básico.
Estamos en Villar del Río. Es un día como otro cualquiera cuando de repente hacen aparición dos motocicletas escoltando un coche. Es el delegado general y le anuncia al alcalde que están a punto de recibir la visita de unos "americanos del norte" y deben organizar un recibimiento en todo el pueblo.
Dirigida por Luis García Berlanga. Fue su debut, aunque previamente había hecho 3 cortometrajes titulados "El circo" (1949), "Tres cantos" (1948) y "Paseo por una guerra antigua" (1948).
Miguel Mihura aparece como uno de los tres guionistas. En realidad no participó en el guion, agregaron su nombre para que tuviera más prestigio la película.
Tras leer el guion los censores dijeron que no podían rodar la escena en la que la profesora sueña con su encuentro con el americano, debido a su contenido erótico y político. Con lo cual Berlanga ni siquiera la rodó pero años más tarde la usó en el cortometraje "El sueño de la maestra" (2002).
En el reparto tenemos a Lolita Sevilla (Carmen Vargas), fue su debut en el cine, aunque su carrera no fue demasiado prolífica. Manolo Morán (Manolo), salió también en "Los últimos de Filipinas" (1945) y "Recluta con niño" (1956). José Isbert (Don Pablo, el alcalde), conocido por "El cochecito" (1960) y "El verdugo" (1963). Rafael Alonso (Enviado), salió en "El abuelo" (1998) y en "La colmena" (1982). Y Manuel Alexandre (Secretario), conocido por "Plácido" (1961).
Aparte tenemos la voz de Fernando Rey (Narrador). Conocido por títulos como "Tristana" (1970), "La marrana" (1992) y "El bosque animado" (1987), entre muchos otros.
Como primera curiosidad, se trata de la primera película que tuve en formato digital. Fue a principios de los 90 al poco de comprarme un lector de CD (a una velocidad 2x) para mi PC (si mal no recuerdo un 486). La regalaban con una revista de informática que solía comprar por aquel entonces.
El Plan Marshall (muy resumidamente) fue una ayuda por parte de los EEUU a los países europeos que participaron en la 2ª Guerra Mundial. Bueno, no a todos, ni los que formaban parte del bloque comunista ni España recibieron nada.
Es un retrato de cómo era España en aquel momento. Por un lado estaba el poder (que serían el alcalde, el cura y los que tenían una buena posición económica) y por otro el pueblo (los que trabajan en el campo y carecían de cultura). Es peculiar esta división tan clara pues fue permitida por el régimen franquista, claro que quizás no lo vieron como una sátira por ser demasiado realista.
El alcalde es sordo, lo cual no es casual. Aparte cuando hace un discurso tiende a repetirse mucho, para que la gente no se cuestione nada y simplemente acepte lo que dice.
Las figuras del poder me han recordado a los cómics de Fer, concretamente a la serie "Puticlub".
Creo que el dato que más me ha llamado la atención es que a los niños que salen les pagaron 25 pesetas y lo hicieron porque era más que lo que ganaban recogiendo los cultivos (18 pesetas).
El autobús que aparece nada más arrancar la película es un Ford Model A de 1928. El primer coche que aparece con las dos motos es un Packard One-Ten de 1941 y las motos son Royal Enfield Bullet. El vehículo lleno de banderas de EEUU y de España es un Muir-Hill 10 B, el que le sigue parece un Aveling and Porter road roler. La moto con sidecar con la que llega el ayudante del delegado es una Harley-Davidson. Y por último de los coches que pasan cuando llegan los "americanos" uno es un Chrysler Windsor de 1946, los otros parecen otro Chrysler y un Alfa Romeo.
Lo mejor es la manera en la que especulan qué sucede. Los de la barbería concluyen que es la guerra (no se sabe cuál). El hidalgo cree que son los indios.
Pero la mayor especulación es de la del alcalde, quien cree que saldrán ganando una cuantiosa cantidad de dinero, tanto que promete una cosa a cada uno de los habitantes del pueblo. Pero sólo una.
El verdadero culpable de todo es el tan temido delegado quien incluso les presionó cuando no habían hecho ningún cambio en su pueblo (del que ni siquiera recuerda el nombre correcto).
Es una película que refleja la facilidad con la que se puede engañar al pueblo llano y es que incluso después del engaño nadie se enfada y simplemente deciden pagar la deuda y seguir con sus vidas. Algo normal en un país donde el que manda no se equivoca nunca y por ello nadie le cuestiona nada.
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