Estamos en un futuro incierto. Henry Vollmer es el encargado de un ordenador llamado Simulacron capaz de crear una realidad inventada, pero muere en extrañas circunstancias. Seguidamente su sucesor desaparece sin dejar rastro.

Fue dirigida por Rainer Werner Fassbinder y estrenada directamente en televisión como una miniserie de dos episodios. Es uno de esos autores de quien quiero ver varias películas y nunca me he puesto, lo cual me da me de rabia. Aunque he de decir que poco antes de empezar el blog vi una de ellas y apenas la recuerdo.
Los despachos están llenos de objetos, casi hasta la exageración. Muchos son decorativos pero no hay una sensación de que quien los haya colocado tenga un criterio más allá del de rellenar el espacio vacío. Por ejemplo se ve un cuadro procediente de Japón junto a un busto romano frente a una silla moderna y al lado un butacón. Nada encaja y sin embargo el conjunto de colores dota a la habitación de un tono apagado.

Me ha roto la escena en la que usa un teléfono específico para salir de la realidad virtual. Claramente "The Matrix" (1999) lo sacó de esta película, al igual que el uso de las cabinas telefónicas que a mí siempre me pareció demasiado conveniente.
La primera parte termina con el descubrimiento por parte del protagonista de que está viviendo en una simulación.

La segunda parte gira en torno al protagonista buscando una salida de la simulación mientras los que la controlan intentan asesinarle, llevándose por delante a todos los que puedan saber más de la cuenta.
Entre otras es una clara influencia de "Inception" (2010), "Dark City" (1998) y prácticamente cualquier película posterior cuya historia gire en torno a una realidad virtual o un mundo dentro de otro mundo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario