Algo de acción.
Arthur Bishop se hace llamar un "mecánico", básicamente un hombre que realiza contratos en los que ha de parecer que una persona ha muerto sin que él haya intervenido. Y se le da muy bien, tanto que el que le contrata le pide que mate a su socio Harry y él, como buen profesional, lo hace.
Se trata de un remake de "The Mechanic" (1972) de Charles Bronson, la cual no he tenido oportunidad de ver pero tiene muy buenas valoraciones así que la tendré en cuenta para el futuro.
Jason Statham (Arthur Bishop) es un actor encasillado en el mismo papel desde que hizo "The Transporter" (2002). Y en este caso su personaje es casi idéntico solo que con algunos detalles que no me han gustado.
Por ejemplo la puta a la que le paga un pastizal por echar un polvo tras realizar cada trabajo. No hay nada en la película que sugiera que sea otra cosa. Imagino que será un personaje sacado de la película original y que simplemente no podían quitarlo, pero vamos, sobra.
El reparto lo completan Donald Sutherland (Harry McKenna) en un papel muy a su medida. Y Ben Foster (Steve McKenna) a quien le he cogido un cierto aprecio tras su papel en "Warcraft" (2016). Simon West, el director, hace un cameo como el tío al que empala el camión de basuras.
La otra cosa que no me acaba de cuadrar es en la parte final, todo tiene una cierta lógica salvo el segundo coche, el que coge el protagonista en la última escena. Es demasiado hilar fino. Además es una escena que añadieron a posteriori porque al director le pareció que los espectadores no aplaudirían su muerte.
En cualquier caso la acción está muy bien, me gustan las escenas en las que tienen todo superplaneado pero al final terminan liándose a tiros. O cuando Arthur coge a la hija de uno y le amenaza con meter su mano en la trituradora, ¡y lo hace! (bueno, casi).
Tuvo una secuela a la que echaré mano más adelante.
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