Un ojeador de fútbol español se ha fijado en dos jugadores de Mali llamados Amadou y Moussa. La familia ha de afrontar un gran gasto para poder llevarles a Europa y por ello hacen una colecta y piden ayuda a todos los que pueden.

Del reparto destacan lo nombres de Carlos Bardem (Ramón) y Guillermo Toledo (Alfonso). Ambos haciendo de cabrones de mucho cuidado.
Lo primero es que no les pueden contratar como futbolistas así que les hacen pasar por estudiantes de instituto porque tienen 16 años. La primera de tantas mentiras.

Mientras tanto Moussa termina en la puta durmiendo en la puta calle y mendigando comida porque el que les representaba (Pablo) ya no le quiere. Al final acude a la única persona que conoce para que ayudarle a vender droga y le detienen en una redada.
Mientras tanto a Amadou le lesionan gravemente durante un entrenamiento y su "representante" le deja tirado en un hospital.

El mensaje es claro, el negocio del fútbol sabe moverse por aguas tenebrosas y no le importa aprovecharse de los más necesidados dejándolos tirados cuando más lo necesitan. Y hay reglas y leyes pero también hay maneras de evitarlas.
Una película que me hubiera gustado más con subtítulos, la verdad. Pero bueno, no me quejo, el cine denuncia a veces tiene estas cosas.
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