En el extremo sur de Brasil, en Porto Alegre, el señor Jeffu Hasaki Suzuki se dedica a vender sus tomates a un supermercado. La Sra.Anete es quien los compra con intención de hacer salsa para acompañar la carne, pero uno de los tomates está mal y lo tira a la basura. Los deshechos en dicha zona son llevados a la conocida como Isla de las Flores, donde separan el material orgánico para alimentar a los cerdos. Y el que ni siquiera ellos quieren es recogido por otros seres humanos para alimentarse.
Tiene una duración de 13 minutos.
Empieza con un aviso que nos dice que no es una obra de ficción, que realmente existe una isla de las flores. Y luego añade que dios no existe.
Está planteado como un documental pero en realidad tiene un toque cómico que lo hace muy apetecible de ver. De hecho me ha hecho reír bastante.
Lo mejor es como introduce un concepto e inmediatamente después lo explica. Pero puede ser cualquier cosa, como qué es un japonés, quién era Jesucristo o cuál es el origen del dinero. Y la explicación es escueta pero plenamente satisfactoria.
Acabo de caer, es el mismo estilo de humor que el que vimos en los cortometrajes de Javier Fesser.
En fin, es genial. Muy recomendable.
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