miércoles, 3 de febrero de 2021

Roman Holiday (1953)

Aquí la titulamos "Vacaciones en Roma".

La princesa Ann está harta de sus obligaciones y una noche decide escaparse. Pero como le han dado un tranquilizante termina durmiendo en la calle, ahí es donde la encuentra Joe y como ella parece estar borracha se la lleva a su casa.

Una de tantas películas que he oído mencionar en multitud de ocasiones y nunca me he sentado a ver. Por fin llegó ese día.

Dirigida por William Wyler. También suyas son “Ben-Hur” (1959), “The Best Years of Our Lives” (1946) y “The Collector” (1965).

Protagonizada por Gregory Peck (Joe Bradley), conocido por “To Kill a Mockingbird” (1962) y “Spellbound” (1945). Y Audrey Hepburn (Princesa Ann), una de sus películas más famosas junto con “Breakfast at Tiffany’s” (1961) y “Charade” (1963).

En aquellos momentos Audrey Hepburn era una desconocida y le vino muy bien a los productores porque tenían un presupuesto muy ajustado debido a que William Wyler quiso rodarla en Roma y no en Hollywood. Fue la película que la propulsó al éxito, cosa que supo anticipar Gregory Peck al terminar de rodarla.

Hablemos de Dalton Trumbo, el autor del guión. Debido a su pertenencia al Partido Comunista pasó a formar parte de la conocida lista de los “10 de Hollywood”, lo cual le obligó a irse a México. Cuando la película ganó el Oscar a la mejor historia se lo tuvieron que dar a Ian McLellan Hunter, un amigo suyo. Posteriormente (en 1993) le fue reconocido, aunque él había fallecido en 1976.

De hecho la famosa caza de brujas en EEUU es lo que provocó que el director se fuese a Italia para rodarla. Temía ser señalado por su postura liberal.

La Piaggio Vespa 125 de 1951 que llevan los protagonistas se hizo muy popular gracias a esta película.

Parte del éxito fue debido a la popularidad de la Princesa Margaret y sus quehaceres. Aunque el gobierno británico les obligó a desvincular a la princesa de la película con su casa real, para lo cual rodaron una escena adrede en la que quedaba claro que era de otro país (no dicen cuál, pero se intuye que es de Europa del este).

Me hace gracia la facilidad con la que Joe termina comprando una sandía en la calle, sin necesidad alguna. Y luego se va paseando con ella. El detalle es que no le sobra el dinero precisamente en esos momentos y aún así la compra y luego la regala a unos niños. Es un personaje que en ningún momento muestra signos de maldad.

Irving el fotógrafo tiene la peculiaridad de hablar más de la cuenta en los momentos más inapropiados. Bueno, eso y que es incapaz de leer a Joe cuando trata de evitar que meta la pata.

En la escena final los periodistas que aparecen son reales. Me hace gracia que haya uno del ABC y otro de La Vanguardia.

Es una historia sin complicaciones y aún así consiguen explorar mucho cada uno de sus aspectos. Por ejemplo, podrían haber simplificado mucho más la parte en la que Joe descubre quién es la chica y sin embargo la deja ir sin saber a ciencia cierta qué hará, lo cual le permite verla desde cierta distancia para poder descubrir mejor cómo es.

Y el final es equilibrado, nada ha cambiado en realidad pero todo es diferente para ambos. Es importante la manera tan cortés con la que se tratan, para guardar las formas frente al resto de gente, pero que en realidad oculta mucho.

La definiría como una película muy cómoda de ver. Está carente de las tonterías sin sentido con las que nos bombardean en las comedias románticas actuales. Aparte su argumento ha sido copiado en multitud de ocasiones, pero nunca con un resultado tan bueno.

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