Sweeney Todd es un barbero que se dedica a asesinar gente. Maggie Lovett es una repostera que trabaja junto a Tobias Ragg, ambos son también asesinos. Los tres deciden montar una pequeña cooperativa en la que Maggie hace pasteles con los cadáveres para luego venderlos.

Los efectos especiales tampoco son gran cosa. Los cortes entre planos se notan muchísimo y hay momentos en los que no usan sangre a pesar de que quedaría mucho mejor, por ejemplo cuando desmiembran a alguien.

Las actuaciones dejan mucho que desear. Parecen actores de teatro que están empezando o que simplemente no saben actuar. Lo digo por la manera en la que van maquillados ellos, particularmente.

Los asesinatos son casi anecdóticos y deberían ser lo más importante, en mi opinión. A pesar de ello son abundantes (de hecho los asesinos dicen que se han cargado a más de 250 personas). El problema es que le dan demasiada importancia a los diálogos, a ratos se hacen eternos y no suelen llevar a ninguna parte.
Pero bueno, como curiosidad está bien. De hecho a parte de la película de Burton no había visto otra sobre Sweeney Todd.
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