El abogado Paul Biegler se hace cargo de un caso en el que un teniente del ejército llamado F.Manion ha asesinado a Barney Quill, un hombre que violó y le dio una paliza a su mujer.

Y la novela surge de una historia real. Un asesinato sucedido en 1952 en el que el abogado fue John D.Voelker, el autor de la novela.
Una de las peculiaridades es que el director Otto Preminger intentó demandar a Columbia Pictures porque cuando fue estrenada en televisión le pusieron nada menos que 13 cortes comerciales. Perdió el caso pero hay que tenerlos bien gordos dado que es una película de casi 2 horas y media. Hoy en día se siguen haciendo este tipo de barbaridades en las cadenas privadas españolas, por ello suelo aconsejar que ni siquiera encendáis el televisor.

Protagonizada por James Stewart (Paul Biegler). Su padre escribió una nota en un periódico para que la gente no fuese a verla porque era una película sucia.
Me fascinan los personajes, cada uno a su manera. El teniente es claramente alguien violento, su mujer una libertina, su compañero abogado un bonachón, su secretaria una mujer que tiene las cosas muy claras...

Es también interesante como se muestra un profesional en todo momento, muy inteligente también. No sólo consigue doblar un pelín las leyes para poder hacer avanzar el caso sino que hace que el fiscal acepte sus condiciones e incluso le proporcione información extra sin ni siquiera haberlo aceptado.
Me gusta que tenga un pequeño toque de humor, lo justo para que no resulte una historia aburrida y/o pesada de ver. Son principalmente pequeñas frases soltadas por el protagonista que suelen pillar en fuera de juego a quienes no le conocen. Y alguna que otra escena protagonizadas por su amigo.

En definitiva una gran película que aún siendo muy larga no se hace pesada porque la intriga va incrementando a medida que avanza y te hace dudar en todo momento sobre qué sucedió realmente. Aunque esta vez al final las cosas quedan bastante claras y como bien dicen se hace justicia poética.
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