Estamos en 1944, en las islas vírgenes británicas. Un submarino alemán lanza un torpedo a un barco e impacta. Se trata del USS Charlotte, tras hundirse los supervivientes se ven rodeados de tiburones. En la actualidad un tipo llamado Levi se ha dedicado a buscar el navío durante 40 años y por fin lo encuentra.

No deja de ser gracioso que planteen un negocio para ricos que puedan explorar el hundimiento. Especialmente después de lo que le sucedió al submarino aquel. De hecho tiene pinta de ser una referencia a ello.
No podía evitar preguntarme cómo puede alguien acumular una deuda de 30.000 dólares en una factura de electricidad. Luego pensé que es un lugar turístico, cualquier cosa estará subida de precio.
Normalmente me quejaría por la falta de actividad relacionada con tiburones durante mucho rato, pero esta vez presentan a un grupo que necesitamos conocer un poco, y requiere algo de tiempo. Aparte que no se sumergen hasta pasada media hora.

Cómo no, la amiga que no importa es la que termina herida. Y la "doctora" ve bien que beba alcohol cuando tiene un corte en la pierna, cosa que es justo lo contrario a lo que debe hacer pues el alcohol es vasodilatador, con lo cual le saldrá más sangre.
El tiburón aparece pasados casi 50 minutos. La buena noticia es que desde entonces los ataques tienen una frecuencia óptima, matando a varios de ellos con relativa facilidad.

Entre los lugares que visitan en el barco tenemos una sala de cirugía y un osario.
Me encanta cuando los tiburones se coordinan, me recuerda un poco a "Deep blue sea" (1999).
Justo cuando el capitán se sumerge parecía que llegaba una escena épica y... no, es bastante decepcionante. Como su final.
Es bonita de ver a ratos, especialmente cómo los tiburones arrancan brazos y piernas antes de comerse a alguno de ellos, pero me ha sabido a poco y termina de una manera poco interesante, quizás con idea de hacer una secuela, a saber.
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