Ryu es un trabajador de una obra sordomudo cuya hermana necesita un trasplante de riñón, pero su sangre no es compatible. Tras ser despedido entra en tratos con unos mafiosos que le ofrecen un riñón a cambio del suyo y 10 millones de wons, pero las cosas se complican.

Me han hecho mucha gracia los cuatro pajilleros que pegan el oído a la pared para escuchar mejor como "gime" la vecina. Cuando en realidad esta quejándose del dolor que sufre.
Kang-ho estuvo tres días gritando sin parar para quedarse afónico y de esa manera parecer mas autentico en la escena en la que grita socorro a través de la bolsa de plástico negro.

Hay algunas escenas realmente buenas. La del ascensor por ejemplo, cuando van todos los policías con Ryu. O la del tío que empieza a hacerse cortes en la barriga de repente, es totalmente imprevista.
No he podido evitar la risotada cuando un policía explica que la novia de Ryu pertenece a una organización anarquista de la que solo ella era miembro.

Brutal, no es tan bestia como su secuela pero esta muy bien. Vemos retratado un submundo donde, básicamente, tienes todas las de perder. La siguiente entrada sera la tercera película de esta trilogía.
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