Son tres historias situadas en el periodo Edo de la era japonesa, un periodo de gran crueldad en los castigos infligidos:
En la primera Mitsu se ha de hacer cargo de todo cuando su hermano sufre un accidente que lo deja postrado en cama, el problema es que no gana suficiente dinero y tiene que recurrir al jefe de su hermano para pagar el doctor y el jefe pretende cobrarse esa deuda con favores sexuales aunque sea a la fuerza. Por otro lado esta la relación incestuosa de los dos hermanos, lo cual solo hace más difícil las cosas.
La historia se va complicando más y más a medida que avanza y en ningún momento vemos una salida fácil a los problemas. La ejecución del final es muy lenta y agónica aunque, a la vez, liberadora.
La segunda transcurre en un templo donde llega una sacerdotisa nueva con su ayudante Rituko, ambas mantienen en secreto una relación lésbica. La sacerdotisa descubre que un hombre del templo vecino mantiene relaciones con una de las mujeres de su templo y decide castigarla severamente tras ser engañada por él.
A pesar de la notable sexualidad de la historia no resulta demasiado erótica, los desnudos no son visibles con claridad en ningún momento, siempre hay algo que los tapa, y las escenas son un aquí te pillo aquí te mato. En esta vemos formas más creativas de tortura, como la de sumergir a una mujer atada en un barril y llenarlo de anguilas o introducirle guindillas mientras esta colgando. El castigo final es también desmedido.
La tercera y última historia trata sobre el mejor artista tatuador del momento especializado en geishas. Durante la exhibición de una de sus últimas obras un hombre le ridiculiza diciendo que la cara de dolor de sus victimas en los dibujos está muy mal, que deberían reflejar más bien placer, cosa que le sienta muy mal. Desde ese momento se dedica a buscar la modelo perfecta para su mejor obra, al precio que sea.
Este título es uno de esos tan difíciles de encontrar, lo tengo desde hace ya mucho y es el más antiguo que he visto sobre el tema de la tortura y los castigos físicos. Aunque no dudo que haya alguno anterior este es realmente bueno.
El director juega muy bien con los planos secuencia para aumentar el realismo, vemos un primer plano corto seguido de un plano medio largo, el efecto que produce es genial. Esto lo vemos sobre todo en varias secuencias de los créditos de inicio.
Esta fue la primera de las ocho películas que dedicó Teruo Ishii al guro con historias que transcurren en el periodo Edo. Es la única que he visto y la verdad es que me he quedado con ganas de más. El guro hoy en día es un genero más metido en el ambiente manga y anime que en la acción real, aunque no se pueden comparar a pesar de mostrar escenas de muy alto nivel.
Una película impresionante, sobre todo para el año en que fue hecha, con ella tienen más sentido las películas posteriores japonesas donde prima el hiperrealismo de los cuerpos mutilados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario