La Condesa Elisabeth Nodosheen acaba de perder a su marido y el ha legado que su castillo sea repartido en partes iguales entre su esposa y su hija, cosa que a ella no le hace ninguna gracia. Pero esa misma noche descubre que la sangre de una joven le rejuvenece la piel así que decide matar a su hija en una emboscada, aunque falla.

La condesa descubre por accidente el poder curativo de la sangre de la doncella aunque no duda ni un segundo en darse un baño con ella, cosa que en realidad se intuye pues no llega a verse en la película. Es lo que viene a ser la leyenda de Elisabeth Bathory, esencialmente.

La historia en si es tan sencilla que podría contarse en menos de 10 minutos, sin embargo consiguen alargarla dándole mas recorrido al tiempo entre que descubre el poder curativo de la sangre hasta que ve que ha de ser sangre de virgen. De igual manera desarrollan bastante mas la historia de la hija para hacerla cautiva hasta casi el final. Pero no se hace pesada porque va de un personaje a otro avanzando sin parar.

Es una de esas películas que no defrauda, la verdad es que estuvieron muy acertados en su día los señores de la Hammer.
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